Como algunos saben, soy coaching graduada y certificada por el instituto Integrative Nutrition IIN y hoy estoy aquí para contestarles una de las preguntas más comunes que me hacen las mujeres, que tiene que ver con nuestra independencia femenina y acerca de lo difícil que es lograr tener autonomía en los distintos roles de nuestras vidas.

Lo más importante que para poder cumplir mis metas, ha sido aprender a conocerme para poder escoger mis batallas. Todas las mujeres somos diferentes y lo que te hace bien o te afecta a ti, no tienen por qué serlo con las demás y es por esto que este artículo lo escribí pensando en todas las dudas que nos invaden cuando queremos dar un paso adelante y no me refiero solo a algo físico y material, sino a la parte que a veces olvidamos un poco y es a lograr la independencia de espíritu, es decir a aprender a conocer a tu alma que confía, fluye y se conecta consigo misma para lograr independizarte de viejas ataduras físicas y mentales.

Todo depende de ti.

Y si no, ¿de quién más? Es cuestión de tener de fuerza de voluntad y de saber ponernos nuestros propios límites. No somos más libres e independientes porque hagamos lo que queremos, eso es por el contrario, dejarnos esclavizar de algo que evidentemente, no nos hace bien. Somos más libres a medida que aprendemos a conectar con nosotras mismas, a escucharnos y sin vivir tan pendientes de lo que nos rodea. Cuando vives en paz contigo misma, lo demás llega solo y de pronto, dejas de depender de los demás. En mi opinión esta es la verdadera independencia femenina, la que te libra de cargas.

Lograr ganar la batalla y alcanzar esa libertad no es una tarea fácil, ¡por supuesto que no! Necesitamos tener disciplina mental que hay que poner en práctica todos los días de nuestras vidas. Habrá “retrocesos” pero también grandes hallazgos, importantes avances y pequeñas o majestuosas “victorias” como digo a veces, pero esto hace parte de lograr nuestra independencia femenina. Lo más importante es siempre seguir, insistir y nunca desistir porque cuando logremos dejar atrás esas cadenas y ataduras, sobre todo mentales, seremos mujeres integras, seguras pero sobre todo… ¡libres!

Y bueno… ¿cómo lograr esa disciplina? Aquí les comparto 4 “batallas propias” con las que vale la pena luchar, vencer… ¡y conquistar! Y jamás retroceder… ni para coger impulso, como decimos en mi país, Colombia.

Tu independencia femenina desde lo esencial

Libérate de pensamientos, apegos, circunstancias tristes y otras anclas mentales que nada te aportan en la vida. Seguro pensarán: ¿y cómo hago eso? con trabajo, y mucho, desde luego así que en este caso, te recomiendo la meditación. Pensar y considerar esas cosas que te atan, sin intentar comprenderlas, solo trayéndolas a conciencia, aceptándolas y dejándolas ir. 

Les comparto un mantra corto muy poderoso que me da mucha paz. Ustedes también pueden crear el suyo e interiorizarlo cada vez que mediten.

Tómate un momento sin hacer absolutamente nada.
Me gustaría que observaras el estado de tu ser en este mismo momento.
Fíjate en tu cuerpo físico y si algo te incomoda, piensa cómo podrías arreglarlo!Relaja los hombros hacia atrás y hacia abajo para observar tu respiración…
¿Te resulta más fácil inhalar?
¿Te resulta más fácil exhalar?
¿Tu aliento es suave o es entrecortado?
Observa con detenimiento el aire que entra y sale por tu nariz.

A medida que comiences a acostumbrarte a observar la respiración, será más fácil entrar en estado meditativo.

La idea es comenzar a suavizar la respiración permitiendo que la duración de la inhalación y la exhalación sean iguales.Trabajando en una respiración suave y uniformemente rítmica.

Tomate 5 minutos del día para practicar este ejercicio, verás cuantas cosas positivas pasarán por tu vida

Tu independencia femenina desde la seguridad

La seguridad se adquiere con el paso de los años. Por lo general nos asusta lo que no conocemos, pero solo la experiencia nos dará esa capacidad de abrirnos al mundo como merecedoras de todo lo bueno que está por venir. Abrazar, bailar, sonreír, comer y besar sin miedo, disfrutando cada segundo de las cosas buenas pero también aceptando las que no son tan buenas. Practicar esto, nos hará libres de miedos, independientes pero sobre todo sanas y recuerden que cuando el alma sana, es como volver a nacer.

Tu independencia femenina desde la calma

Nuestra naturaleza es protectora y esto nos vuelve algo impacientes y ansiosas frente a cualquier cosa que nos plantemos o que deseamos para nosotros y para los nuestros. La ansiedad es una de las principales batallas que debemos libras en estos tiempos. Hay que desear con el corazón y confiar plenamente en que siempre lo mejor, es lo que pasa. No anticiparnos ni suponer es una buena práctica que si la volvemos una disciplina, nos liberará de mucho sufrimiento innecesario y nos devolverá la calma.

“He tenido miles de problemas en mi vida.
La mayoría de ellos nunca sucedieron en realidad” Mark Twain.

Tu independencia femenina desde el balance

Una vez que hayas puesto en práctica las 3 primeras, aprender a vivir en balance será más fluido. Encontrar el balance es algo que toma su tiempo pero es en las pequeñas acciones que uno aprende a interiorizarlo. Los extremos por lo general, esclavizan tu mente porque no te permites ciertas cosas que llevadas en medida, no son perjudiciales.

El balance te ayuda a encontrar la armonía y a saber vivir con las cosas que te gustan y las que no. A veces nos empeñamos en cambiar las cosas y vamos en contra de todo, y de lo que la misma vida nos está proponiendo. Es verdad que hay que proponernos metas y tener nuestros propios sueños pero los extremos te esclavizan. No fuerces las cosas y deja que la vida, haga lo suyo.

Como dije antes, es un ejercicio mental que exige perseverancia pero, eso sí, una vez que logras alcanzar esa tranquilidad, seguridad y calma, defenderás este estado de la mente y del alma y no permitirás que nada te perturbe. Valdrá todo el esfuerzo haberte liberado de tantas cargas para tener una vida plena, sin ataduras ni apegos.

Para terminar quiero pedirles que intenten poner en práctica estas recomendaciones. Hoy a mis 44 años, puedo asegurar que he visto la mayoría de mis sueños volverse realidad pero eso ha requerido mucho esfuerzo para poder vivir plena, y sí… muy feliz. La felicidad es una elección de vida y todos los días elijo levantarme de la cama, con el sentido de hacer las cosas por elección propia, libre, sin ataduras pero sobre, todo muy independiente.

Abrazo, Cata.