Cuando la Madre sana, sanan sus hijos.

Escribo estas líneas después de un viaje divino que hice a la Riviera Maya, pero no fue un viaje cualquiera. Fue uno que hacemos casi todo los años… con Oro, mi hija de 14 años, quién fue mi compañera en este paraíso durante ese fin de semana. 

Oriana es una niña muy cariñosa y sensible, maternal y demasiado buena hermana. Es introspectiva, y tiende a enfocarse más en sus pensamientos y sentimientos que en el exterior pero cuando logra establecer vínculos con las personas, se convierte en esa personita incondicional como hija y amiga. 

Durante el año siempre buscamos hacer un viaje sólo para nosotras dos, para re-conectar madre e hija, nutrir la confianza, la complicidad, hablar abiertamente de las dificultades y la felicidades que trae la vida pero también para disfrutar juntas de lo que nos encanta: días con magia y rituales que nos afiancen con nuestra esencia femenina. Este viaje, más que un desplazamiento físico fue un regalo que nos dimos las dos y hoy les quiero hablar de la importancia de descubrir esa energía femenina que habita en nosotras para poder conectar con nuestras hijas.

Guiadas por la cultura Maya.

Durante nuestra estancia en este lugar maravilloso, nos dejamos guiar por todas la prácticas y sabiduría de la cultura Maya en uno de los hoteles más bellos y selváticos de esta zona, tan mágico que cuando llegas aquí y entras en un estado de paz y profunda calma. También recibimos el sol con prácticas de yoga y respiración y como si fuera poco, nos regalamos un día de spa y relajación total.

La Luna Llena por naturaleza, expone al máximo nuestra sensibilidad para concretar ideas pero, este 16 de abril, hubo Luna Rosa en Libra, que nos ayudó con todo aquello afín a cuestiones sociales y afectivas. Es por esto que para nosotras dos fue el momento ideal, en donde pudimos reencontrarnos con nuestra propia armonía femenina, con amor y respeto pero también con nuestras relaciones y nuestro equilibrio personal.

Los tres cuerpos: el físico, el mental, y el energético.

Ayudadas con plantas medicinales de Copai, ruda y romero, limpiamos nuestro cuerpo; con ejercicios conscientes de respiración limpiamos nuestro cuerpo energético y con meditación pudimos equilibrar nuestro cuerpo mental.

En este lugar sagrado tuvimos una hermosa ceremonia donde nos acompañó la energía del Crear, Sostener y Transformar, dibujamos mándalas con semillas de cacao, frijol, y maíz mientras nos invadía una energía muy lunar, muy femenina, donde mamá e hija profundizamos nuestras vivencias y en donde aprendimos a escucharnos, a entendernos, una energía que nos convirtió en espejos.

El camino de la maternidad.

Uno de los motivos más poderosos que me llevó a descubrir mi camino hacia el cuidado, a la salud y el bienestar, fue el de la maternidad. El solo hecho de pensar en la vida que quería que mis hijos tuvieran, me causaba angustia y fue en gran parte por ellos, por mi familia que empecé a sanar, a dejar atrás viejas creencias y costumbres y a preocuparme por adquirir hábitos saludables, evitando comer, usar y consumir alimentos y productos perjudiciales para nuestra salud.

Con el tiempo empece a ampliar mi conocimiento, estudiando y preparándome por buscar formas más conscientes de alimentar mi alma y mi cuerpo. Fue así que ellos también que empezaron a ser mucho más conscientes del poder que tenemos todos de elegir lo que nos hace bien. Hoy, mis hijos al igual que Lucas, mi esposo, tenemos no una vida perfecta pero sí la vida con la que siempre soñamos: una vida en familia, plena.

Culto a la Madre Tierra.

En abril, venimos de honrar a la Tierra y ahora, en mayo que es del mes de las madres, quiero invitarlas a rendirle culto a esa Madre Tierra interior. Nuestro cuerpo es el territorio más sagrado y esto aquí donde empiezan nuestros rituales.

He elegido cada uno de ellos pensando en sus propiedades, como el cepillo facial que nos ayuda a renovar nuestra piel, o la suavidad de los jabones de Cúrcuma o el Jabón Negro, así como el efecto hidratante y regenerativo de la Moringa, la sensación calmante de la caléndula y el increíble poder de los antioxidantes naturales como el Acai, el hongo Reishi, el Espino amarillo, las bayas y las algas. Por último, el cuarzo rosa nos ayuda a conectar con nuestro corazón, y nos enseña la verdadera esencia del amor. 

Si compras cualquiera de estos dos rituales, te daremos un Desodorante de Lavanda, orgánico, vegano, libre de aluminio, parabenos y otros derivados tóxicos del petróleo, muy dañinos para nuestro cuerpo y, si eres mamá, es ideal para dárselo de regalo a uno de tus hijos. 

Ese fin de semana aprendimos a disfrutar una vez más del presente y por eso quiero terminar recordando la importancia de buscar espacios para acercarnos a nuestros hijos. Esta vez Oro y yo lo hicimos con una exploración de nuestra esencia, porque aprendimos juntas, a dejarnos guiar por la medicina holística tradicional mexicana, para honrar la energía de la Luna en el vientre, de la Madre Tierra.

Una Luna Rosa se quedó habitando en nuestro corazón para siempre.

Con cariño, Cata.